La imagen gráfica de este año no solo es una invitación visual; esta nos convoca a mirar más allá de nosotros mismos, a reconocer en la naturaleza y en cada ser viviente un reflejo de la paz que queremos construir. Es un llamado a cuidar nuestra tierra y a proteger la vida en todas sus formas, entendiendo que cada elección, cada gesto de cuidado, es un paso hacia un país más unido y en armonía. En este esfuerzo, no hay tarea pequeña; todos tenemos un rol que desempeñar. Unamos nuestras voces, para que el eco de nuestra voluntad por la paz se escuche en cada rincón de Colombia.

El eslogan "Uniendo Voces Construimos País" nos recuerda que la paz no es un destino al que llegamos solos, sino un camino que recorremos juntos, hablando, escuchando y encontrando puntos en común. Este eslogan busca despertar en cada persona la conciencia de que, a través del diálogo y la unión, podemos superar las diferencias y construir un futuro compartido. Las palabras que rodean el diseño — "Diálogo", "Silencio", "Escucha", "Confianza", y "Resignificar las diferencias" — invitan a un proceso de reflexión y aprendizaje profundo sobre cómo relacionarnos mejor con los demás y con nuestro entorno.

En el centro del afiche de la "Semana por la Paz 2024" se despliega una orquídea, símbolo que encarna la esencia misma de Colombia. Esta flor, con más de 4,250 especies únicas en nuestro país, es mucho más que un emblema de identidad; representa la diversidad y la riqueza natural que definen a Colombia. Al elegir la orquídea como el corazón del diseño, se busca transmitir un mensaje poderoso: la paz, al igual que la biodiversidad, es un tesoro que debemos proteger con esmero.

La orquídea, con su delicada pero resiliente belleza, refleja la complejidad de nuestro territorio y su historia. Sus pétalos, que parecen extenderse como un abrazo a lo largo de toda la nación, están diseñados con formas y colores que evocan las diversas regiones de Colombia. Los tonos dominantes de fucsia y azul no solo aportan un atractivo visual; el fucsia, vibrante y lleno de energía, representa la vitalidad y la pasión del pueblo colombiano, mientras que el azul, sereno y profundo, simboliza la paz, la tranquilidad y la inmensidad de nuestros paisajes naturales.

Cada pétalo de la orquídea se convierte en un mapa vivo, una pieza del rompecabezas nacional, integrando imágenes de animales en peligro de extinción de diferentes regiones, subrayando la relación intrínseca entre la paz y la protección de nuestro entorno natural. Este enfoque no es casual, sino una invitación a reflexionar sobre la importancia de preservar, tanto la diversidad biológica, como la diversidad humana en el esfuerzo por construir un país en paz.

La orquídea en este afiche es, por tanto, una metáfora de la fragilidad y la fortaleza de Colombia: hermosa, compleja, llena de matices, capaz de florecer incluso en los entornos más difíciles. Es un recordatorio de que la paz, como esta flor, debe ser cultivada, cuidada y celebrada, entendiendo que nuestra riqueza natural y nuestra convivencia pacífica están profundamente entrelazadas.

Asimismo, los diferentes pétalos de la orquídea, ilustran un animal en peligro de extinción, creando una representación visual poderosa que destaca la conexión inseparable entre la paz y la protección de nuestro entorno natural, una relación que cobra especial relevancia en el contexto de la COP16. Estos animales no son solo símbolos, sino guardianes de nuestra biodiversidad, reflejando la riqueza de los ecosistemas de Colombia y la urgencia de conservarlos:

Flamenco: Encarnan la belleza y la fragilidad de los ecosistemas del Caribe, recordándonos la necesidad de proteger estas joyas naturales.

Chigüiro: Símbolo de los llanos orientales, una región que rebosa de vida silvestre, donde la coexistencia entre especies es vital.

Ballena jorobada: Majestuosa habitante de las aguas del Pacífico, subraya la importancia de preservar la vida marina y sus rutas migratorias.

Cóndor de los Andes: Ícono de la grandeza de las montañas andinas, representa la libertad y el equilibrio de nuestros ecosistemas más altos.

Oso de anteojos: Residente de los páramos y bosques andinos, fundamentales para la biodiversidad y el ciclo del agua en el país.

Guacamaya: Vibrantes embajadoras de la Amazonía y la Orinoquía, ecosistemas cruciales para la biodiversidad y el equilibrio climático del planeta.

Tortugas marinas: Guardianas de las costas del Atlántico y el Pacífico, cuya supervivencia es vital para mantener la salud de nuestros mares.

Estos animales representan, no solo las regiones que habitan, sino también el compromiso que debemos asumir para garantizar su futuro y el nuestro, entendiendo que la paz es más que la ausencia de conflicto: es la armonía con la naturaleza y el respeto por todas las formas de vida que coexisten en nuestro país.

Este afiche es un llamado a todos nosotros para unir nuestras voces en la construcción de una paz que florezca desde adentro. Recordándonos que la paz no se impone, se cultiva; nace del diálogo sincero, del respeto mutuo y de un amor profundo por nuestra tierra y por cada ser que la habita. Nos invita a tender puentes, a escuchar con el corazón abierto y a sanar las heridas del pasado con acciones llenas de significado. Unamos nuestras voces con la convicción de que, juntos, podemos construir un país donde cada vida, humana o no, sea valorada y protegida. Porque la paz se teje cada día, en cada gesto, en cada palabra, y solo juntas, juntos y juntes, podremos hacerla eterna.